Con la presencia del Secretario de Gobierno y Trabajo, Jorge Andurell; el Subsecretario de Cultura, Diego Lacunza y el Subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Juan Arcuri, quedó abierta al público en la tarde de ayer la muestra de Lucila Quieto “Arqueología de la ausencia” en Casa de la Cultura, Roque Sáenz Peña 86. La misma podrá ser visitada durante dos semanas a lo largo de casi todo el día ya que la Casa de la Cultura abre sus puertas desde las 07.30 de la mañana y permanece hasta alrededor de las 22.00 de cada día.
Durante la inauguración de la misma, Lacunza señaló su agradecimiento a la provincia que posibilitaba la llegada a la ciudad de esta muestra que posee un hondo contenido, que va mucho más allá de lo estrictamente artístico anticipando que la próxima semana (el miércoles 30 de mantenerse el feriado provincial) se proyectará en el salón que alberga en este momento la muestra el film Hijos, generando posteriormente un debate con quienes asistan a la misma. Destacó asimismo Lacunza la posibilidad de hacer uso de un espacio que está íntima y ricamente unido a la historia de la ciudad como es el de la Casa de la Cultura, que además genera el marco apropiado para una muestra de las características de la ideada por Lucila Quieto. En tanto que Arcuri y Andurell pusieron de manifiesto la importancia de recuperar la memoria; fortalecer la férrea defensa de los derechos humanos e ir generando una serie de acciones que permitan vivir en una sociedad cada vez más solidaria y justa.
Esta muestra ya fue expuesta en el Centro Cultural por la Memoria ubicado en el Aeropuerto Viejo de Trelew y está compuesta por 35 fotografías (de 36 x 30 cm), 13 de las cuales abordan historias de HIJOS. Se trata de imágenes armadas a partir de la proyección de fotos de padres desaparecidos a lado de las cuales fueron retratados sus hijos, que en general no tienen fotografías junto a ellos. En el caso de nuestra ciudad permanecerá hasta el dos de mayo próximo. Cuenta con el auspicio de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia.
El procedimiento técnico en todos los casos fue el mismo: proyectar la diapositiva grande y decidir con el hijo o la hija dónde se va a poner». De este modo la autora logra que los jóvenes «visiten» las viejas fotografías de sus padres entablando un diálogo tan imposible como necesario, inscribiéndose en la escena familiar. «Pedí a cada hijo que buscara en sus cajas una foto de su padre, que luego reproduje en diapositivas. Las proyecté sobre una pared y les pedí que se introdujeran entre la cámara y la imagen» explica la fotógrafa nacida en 1977. Lucila recuerda que todo comenzó con un cartel puesto en la sede de H.I.J.O.S que decía: «si querés tener la foto que nunca tuviste, ahora podés». Muchos se entusiasmaron. Algunos tenían alguna foto con sus padres, pero de chiquitos: «la hicimos de nuevo, pero ahora tenían la misma edad que sus padres o eran mayores».Me impresiona el resultado: en la foto los tiempos se pierden, los tiempos se unen».