ADOLESCENTES CON RIESGO CARDIOVASCULAR

7 - mayo - 2010

El número de jóvenes con problemas de obesidad crece de manera continua. Cómo consecuencia aumentan los problemas que derivan de ella: el 40% de los adolescentes tienen riesgo de enfermedad cardiovascular. En el marco del Programa “Madryn no Pares: Salud Cardiovascular” que lleva adelante la Municipalidad de Puerto Madryn se hace hincapié en el cambio de hábitos.
El sedentarismo juega un papel mucho más importante del que se pensaba hasta ahora; las horas de ocio sedentario son las que más influyen en el incremento del riesgo cardiovascular, con independencia de la actividad que se realice.
Una gran parte de la población vive en un ambiente obesogénico. Este se caracteriza por posibilitar un fácil acceso a alimentos de gran palatabilidad, conjunto de calidades sensoriales, y energía, así como por restringir y desincentivar la realización de actividad física. La Sociedad Española de Cardiología lanza esta advertencia. La falta de actividad física se ha reforzado a consecuencia de la cantidad de horas que los niños pasan sentados en la escuela, el uso del transporte motorizado para desplazarse y la proliferación de actividades de ocio tecnológico, que incitan al sedentarismo, entre otros.
Lo fundamental es reducir el tiempo sedentario, es decir, el número de horas con bajo consumo energético.
Los jóvenes que dedican más tiempo a conductas sedentarias tienen valores más altos de presión arterial, triglicéridos y glucosa, así como mayor riesgo cardiovascular global, del mismo modo que también tienen mayor nivel de acumulación de tejido adiposo, general y abdominal.

CAMBIAR HÁBITOS, LA CLAVE
Según datos en población española cerca del 44% de los adolescentes ve la televisión más de 3 horas al día y el 30% dedica entre 3 y más horas a la computadora. Casi la mitad de los alumnos dejan de hacer deporte en el paso de la secundaria a la universidad, argumentando falta de tiempo y de ganas.
El sedentarismo afecta al 41% de los niños y al 52% de las niñas, mientras que la hipertensión es un problema para el 40% de los chicos y el 25% de las chicas.
Para hacer frente a estos hábitos sedentarios, algunas de las claves son potenciar los juegos en espacios públicos, a la salida de la escuela, los fines de semana, los recreos activos, etc., promover la actividad física en familia y dormir lo suficiente. ¿Cuánto es “suficiente”? Lo posible, lo que nos haga sentir bien, un tiempo para compartir con amigos, con la familia, no menos de actividad aeróbica por día de baja a media intensidad (caminar, trotar, andar en bici, nadar,…las combinaciones entre ellas); en el gimnasio, no solo fuerza (ojo! Fuerza resistencia, bajos pesos, alto número de repeticiones). Demás esta decir que estamos hablando de consejos breves que apuntan a mejorar el estado de salud. Es fundamental recurrir a profesionales de la educación física y la salud para que nos sugieran que es lo mejor para cada uno.

ALIMENTACIÓN EN LA ADOLESCENCIA Y OBESIDAD
Los hábitos alimenticios de los jóvenes constituyen uno de los principales factores del aumento de la obesidad.
Estudios sobre la salud nutricional de los adolescentes han demostrado ya cuáles son las principales faltas que se cometen, como picar entre comidas y no desayunar, prácticas que suelen asociarse habitualmente con la obesidad.
Muchas enfermedades no transmisibles tienen su origen en la infancia o la adolescencia. Estudiar los hábitos en este período de vida radica en el hecho de que es durante esta etapa cuando se establecen muchos hábitos duraderos, que pueden ser saludables o no.
En cuanto a alimentación cambiar hábitos también es fundamental. Cómo hago para mejorar mi alimentación? Incluyendo más frutas y verduras, desayunando todos los días independientemente de la actividad que vaya a realizar. El desayuno debe ser la comida más importante del día. Nos permite cortar el ayuno de tantas horas de sueño, pone en funcionamiento todo nuestro cuerpo. También tenemos que disminuir el consumo de grasas, especialmente las grasas saturadas (snacks, facturas, fiambres y embutidos, lácteos enteros)
Realizar las 4 comidas principales nos ayuda a distribuir la energía que necesitamos a lo largo del día. Concentrar las calorías en una sola comida no le da al cuerpo la posibilidad de contar con la energía necesaria para realizar las actividades diarias por lo tanto disminuye su metabolismo y comienza el ahorro de calorías no utilizando las reservas que tiene acumuladas siendo esta una mala estrategia para bajar de peso.