CONSECUENCIAS POR EL ABUSO DE SAL

8 - marzo - 2010

La Subsecretaría de Salud de la Municipalidad de Puerto Madryn hace extensiva una serie de recomendaciones referidas a la hipertensión arterial, isquemia y mayor riesgo de ataque cardiaco como consecuencias por el abuso de sal.
Sólo el 25% de la sal que se toma procede del salero de hogares y locales hostelería. Porque tres cuartas partes de la sal consumida proviene de alimentos procesados: latas de conservas, precocinados, embutidos. Es la «sal oculta», que recibe ese nombre porque el consumidor no es consiente de que la cantidad de condimento que supone la ingesta de esos productos. El problema es que el exceso de sal continuado en la dieta no es inocuo; al revés, pasa «factura y muy cara».
La reducción de la ingesta de este condimento a la mitad podría evitar miles de muertes cada año. No va ser fácil, uno de cada tres personas padecen hipertensión arterial, proporción que aumenta a 2 de cada 3 en los mayores de 65 años. Considerando que a pesar que la sal da sabor a los alimentos pero resta años de vida, los expertos en salud recomiendan revisar ciertos hábitos culinarios con el fin de reducir el consumo de este condimento.
Esta con el tiempo, acaba habituándose y a la larga la sensación que la comida con menos sal resulta insípida desaparece. El organismo de un adulto humano contiene de forma natural en el organismo entre 250 y 300 gramos de sal. Si el abuso en el consumo de sal es continuado durante años o si el organismo se ve incapaz de eliminar ese exceso, las consecuencias pueden ser graves para la salud, y no sólo hay que traducirlo en hipertensión arterial, infartos cardíacos o es la penúltima epidemia de nuestra salud pública: la isquemia cerebral.
Fumadores, diabéticos y obesos ven agravada cualquier disfunción de su organismo si han abusado de la sal. Sin embargo, reducir el consumo de la sal no debe significar eliminarla de la dieta porque el organismo la necesita, ya que le ayuda a mantener el nivel de líquidos corporales, permite la transmisión de impulsos nerviosos, la actividad muscular y la absorción de potasio, y facilita la digestión y compensa las pérdidas originadas por exceso de sudoración y por vómitos o diarreas.
Anchoas, jamón y salchichas: los más salados. Quienes siguen una dieta baja en sodio deben evitar los alimentos precocinados, los embutidos y la comida rápida.
A medida que se ingiere menos sal, la preferencia por lo salado disminuye. Puede seguir estas sugerencias:
1- Comer más alimentos frescos, contienen menos sodio
2- Cocinarlos sin sal y que sea cada comensal agregue la cantidad a su gusto.
3- La sal marina, por su sabor más fuerte, permite emplear menos cantidad para dar sabor a las comidas.