Los Centros de Gestión Barrial Nº1 de Tomás Maté y Albarracín, Nº 2, del Barrio Pujol II, sobre la calle Río Pico al 1900 y Nº3 surgen a partir de su puesta en marcha el programa se transformó en el “andamiaje operativo” y la principal estrategia de abordaje a la problemática social de nuestra ciudad. El programa mencionado adquiere un especial sentido en el marco del objetivo institucional general: Promover en forma subsidiaria y equitativa niveles óptimos (adecuados) de calidad de vida a los sectores más vulnerables de la comunidad.

Cabe recordar que desde el 2004 desde la Secretaría de Acción Social se puso en marcha un programa que tiende a acercar los diferentes servicios del sector a los diversos barrios, logrando un positivo impacto ya que se da una mayor eficiencia y agilidad en la respuesta a los planteos recepcionados debiendo añadírsele el hecho que los vecinos no deben necesariamente concurrir a la sede de la Secretaría para la realización de trámites diversos.

Es posible distinguir dos elementos esenciales en este objetivo institucional general: Lo asistencial y lo preventivo – promocional. Son componentes indisociables del proceso integral de elevación de calidad de vida de los sectores vulnerables y grupos de riesgo de nuestra ciudad. Intervenir en procesos de cambio social implica operar y dar respuestas subsidiarias sobre la emergencia de la insatisfacción de necesidades básicas de sujetos, familias y comunidades. No obstante mencionamos al proceso de elevación de calidad de vida como de carácter integral, es decir lo asistencial es la primera y necesaria respuesta a una intervención que propone trabajar sobre conductas y actitudes, orientada a la transformación de la realidad. Para no desviar la tarea institucional del logro del objetivo antes mencionado era necesario crear este programa como herramienta y principal estrategia de gestión.
A partir de regir los destinos del área bajo un programa con criterios técnicos sociales se ha jerarquizado el modelo de gestión de la Secretaría de Acción Social. El mérito no radica sólo en la presencia en los barrios sino en su calidad y orientación. Los equipos de Promotores Comunitarios Municipales, bajo supervisión técnica, han planificado su trabajo diseñando cada proyecto a escala de las necesidades planteadas en cada comunidad. La presencia en los barrios no es sólo de corte asistencial, sino preventivo – promocional, y ahí esta la clave del trabajo orientado al cambio.
Cada Centro de Gestión Barrial posee animación y acompañamiento profesional. Esta situación representa una mayor fluidez en el diálogo con instituciones y organizaciones barriales, en pos de la construcción definitiva de redes barriales que puedan contener la problemática de cada comunidad pero también que puedan operar para transformarla. Sin la situación descripta no es posible el avance hacia el cambio de un modelo de gestión Municipal basado en el clientelismo y el asistencialismo hacia otro basado en la búsqueda real del cambio social.

El rol de Promotor Comunitario siempre presente ante la necesidad y la urgencia. El promotor Comunitario del Centro de Gestión Barrial se instituyó como un agente de cambio en cada comunidad y como un facilitador de la comunicación interinstitucional. Gracias a su trabajo cotidiano se ha logrado un acercamiento impensado años atrás a las familias con problemáticas históricas en nuestra ciudad.

La actual administración apuesta a modificar estructuras organizacionales, intentando aportar más y mejor presencia del Estado en los barrios de la ciudad, por lo que se hace imprescindible desarrollar políticas que sean capaces de ser sostenidas en el tiempo y que se enmarquen en un Plan de Acción Social Integral. Debe tenerse presente que lograr una estructura operativa descentralizada aporta rapidez y efectividad en el abordaje de la problemática social y permite conocer en profundidad el barrio, la comunidad y sus actores. Uno de los objetivos es construir una red de trabajo interinstitucional configurando como resultado un Centro de Gestión Barrial abierto, participativo y dinámico, capaz de liderar un proceso comunitario de elevación de la calidad de vida.

Cada Centro de Gestión Barrial debe definir la orientación de la asistencia disponible; detectar las situaciones de insatisfacción de necesidades vitales; la injusticia y la vulneración de derechos y deberá, paralelamente, proponer y promover proyectos vecinales y comunitarios que contengan y trasciendan la gestión asistencial. La estructura de los centros tiene como finalidad abordar las distintas problemáticas y vulneración de derechos que vive la población en áreas tales como alimentación; situación habitacional; familiar, laboral y sanitario, entre otras