El próximo domingo 16, a las 21 Hs. en la sala mayor del Cine Teatro Auditorium, y en el marco de los eventos previstos para la apertura oficial de la temporada de verano, se llevará a cabo el concierto de fin de año del Coro Estable Municipal, bajo la dirección del profesor Diego Lacunza y con el auspicio de INFA.
El Coro estará presentando un repertorio de canciones titulado: «La Navidad en la América Colonial», formado por obras del barroco latinoamericano, es decir de los años 1700 hasta 1800 aproximadamente, de distintas catedrales de América como Sucre y Cuzco. El mencionado repertorio es de suma vitalidad y energía.
Las entradas tienen un costo de $20 y pueden adquirirse en la boletería del Cine Teatro. El director del coro expresó «como cada año, el Coro Estable presenta un concierto de primer nivel para el público madrynense, para terminar el año bien arriba, y en esta oportunidad agradecemos especialmente el apoyo de INFAi».
VISITAS DE LUJO
En la segunda mitad del concierto se presentará el Ensamble «La Cetra» de Capital Federal, quienes interpretarán el intermedio cómico «La Serva Padrona» de Giovanni Pergolessi. La Cetra es un nombre altamente simbólico: es el título de obras importantes en el campo de la música instrumental italiana: Legrenzi, Vivaldi y A. Marcello publican colecciones bajo este nombre entre 1660 y la década de 1730, sugiriéndonos la espina dorsal de un barroco italiano “pleno” o medio-tardío, que producirá un gran impacto sobre los compositores del resto de Europa.
Convocados por Sergio Antonini en la primera mitad de 2004, en La Cetra confluyen destacados cantantes y músicos de la práctica “historicista” con instrumentos barrocos. Sus integrantes han venido formándose con especialistas de la talla de Manfredo Kraemer, y han realizado numerosos cursos de profundización del lenguaje barroco con personalidades como Kuijken, Savall, Garrido, G. Lesne, M. Zanetti y otros. Han participado de numerosos conciertos y festivales en el país y el exterior, bajo la dirección de G. Garrido, M. Kraemer, J.M. Quintana. Han tomado parte en la realización de las óperas barrocas producidas en el país, como Les Indes Galantes de Rameau (Teatro Colón) y Agrippina de Haendel (Teatro Avenida), entre otras.
Desde su creación La Cetra ha frecuentado la obra vocal e instrumental de Antonio Vivaldi y otros italianos contemporáneos, y a partir de 2006 ha centrado su estudio en el lenguaje de los compositores de la “escuela” napolitana, abordando obras de Durante, Leo, Porpora, Pergolesi; y de Alessandro y Domenico Scarlatti, especialmente durante 2007, en homenaje al 250º aniversario de la muerte de este último. En 2005 La Cetra presentó el estreno argentino y latinoamericano de La Senna Festeggiante de Antonio Vivaldi en el Teatro Roma de Avellaneda, espectáculo declarado de interés artístico y cultural por el Honorable Senado de la Nación y de interés cultural por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación. La Cetra ha realizado presentaciones en el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, la Iglesia del Salvador, el Centro Cultural Ricardo Rojas, el Convento de San Ramón Nonato (MHN) y el Monasterio de Santa Catalina (MHN) en la Ciudad de Buenos Aires, en el Salón Dorado de la Sociedad Italiana de Lomas de Zamora y en el Teatro Municipal de Bahía Blanca. Ha participado en 2006 del 1º Festival de Música Antigua en la Manzana de las Luces, en el templo de San Ignacio (MHN), Buenos Aires, y en 2007 del VI Festival de Música Barroca Camino de las Estancias, en la Casa jesuítica de Caroya, (MHN) Córdoba. Recientemente ha recibido la aclamación del público y la crítica especializada por la puesta en escena de La Serva Padrona de Pergolesi en el Centro Cultural Ricardo Rojas.
SOBRE LA SERVA PADRONA
Hay obras que logran gran repercusión en su momento, para caer después en el olvido; otras, por el contrario, son valoradas recién varias generaciones después de su creación. En el caso de La Serva Padrona de Pergolesi, desde su estreno en Nápoles en 1733 ha gozado de permanencia ininterrumpida en los escenarios del mundo. Según lo explicita una nota en la edición de París de 1804: “El editor de esta obra la presenta al público entera, y tal como desde hace treinta años causa la admiración pública en todos los teatros de Europa”. Precisamente en París, el centro más importante de la intelectualidad europea hacia mediados del siglo XVIII, esta pequeña ópera va a desatar una tormenta: En 1752 es la primera obra no francesa que sube a escena en la Opéra, disparando un torbellino de reacciones y dividiendo a los intelectuales y a toda la sociedad parisina en dos bandos: los que quedaron fascinados con la novedad, y los acérrimos defensores de la tradición francesa. Entre los primeros, Jean-Jacques Rousseau dedica varios escritos a la polémica (conocida como la Querella de los Bufones) postulando la universalidad del lenguaje musical italiano. También él se pregunta qué es lo que tanto capta la atención en esta obra. Concluye que su “unidad tan sabia”, su novedad y su eficacia no vienen dadas por un aumento de los artificios, del contrapunto, de la densidad armónica, sino al contrario por la simplificación de todos los recursos.
Frente a los imponentes héroes de la tragedia barroca, a los temas elevados de la mitología y la historia, a los refinamientos de escritura del contemporáneo Rameau, el “triunfo” de un intermedio cómico como La Serva Padrona, con sus personajes burgueses teñidos de commedia dell’arte, su temática trivial y cotidiana, la sencillez de escritura y la inmediatez del lenguaje, va a marcar el derrumbe del mundo barroco, preanunciando el clasicismo, 50 años antes de las grandes óperas de Mozart. Y a casi 275 años de su creación se nos presenta aún joven y aún fresca; la humanidad de sus personajes y la naturalidad de su discurso musical hacen de La Serva Padrona un clásico siempre entrañable.