NO CESA EL VANDALISMO

26 - febrero - 2008

Una vez más el monumento que recuerda a Don Quijote sobre el boulevard Brown de nuestra ciudad se acerca más al apelativo con el que era conocido este caballero andante de “una zona de La Mancha”: El Caballero de la triste figura. Esto debido a que si bien en forma sistemática se realizan trabajos para su protección y/o restauración, de igual manera inadaptados se dedican a destrozar este monumento.
A la rotura de la reja exterior; se suman la pérdida de la cabeza de uno de los perros que rodean a ambas figuras; una oreja de Rocinante brilla por su ausencia, al igual que una mano del Quijote –quizá por emular a su escriba, Miguel de Cervantes Saavedra, a quien apodaban el Manco de Lepanto por haber perdido una mano en esa batalla- debiéndosele añadir –valga la paradoja- que el bueno de Sancho ha perdido su cabeza.
Si bien algunos autores consideran que cuando Miguel de Cervantes despojó al Don Quijote de su locura, transformándolo finalmente en el simple Alonso Quijano, el bueno, vecino de La Mancha, le quita absolutamente todo ya que caída su locura nada queda.
Es en la terminación de la obra de 1.615 que Cervantes realiza este diálogo final, en el cuarto donde agonizaba Alonso Quijano el Bueno, entre éste y Sancho:
Don Quijote «. . . volviéndose a Sancho, le dijo:
– Perdóname, amigo, de la ocasión que te he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo.»
A lo que le responde un Sancho perspicaz y agudo, que no quiere que muera su señor:
«- (Ay! – respondió Sancho llorando -. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía. . . levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, . . .quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada. . .Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron . . .»
Lo que le está pidiendo Sancho es que vuelva a la locura de saberse el Quijote de la Mancha, que vuelva a levantar su mundo, que la melancolía que él tiene es no haber podido sostenerse fuera de este «Quijote», aunque ahora se nombre de otro modo.
Sería bueno que aquellos inadaptados que tornan a seguir destruyendo, en una acción sin ningún sentido, este monumento cesaran en su actitud y le permitiesen a este caballero andante volver a levantar su mundo. O tal vez plantearlo, sea solamente una “quijotada” más sino existe un cambio de actitud.